viernes, 30 de diciembre de 2016

Poesía - Coloquium desamoris

Maldita ignorancia que vituperaba
que eras un efímero sueño,
de aquellos que hieren el recuerdo
y malinterpretan la torpeza del alma.

Cómo se desgarran viles nauseas
de mi aliento hecho pedazos, 
para después vislumbrar mil odiseas
en cada uno de mis débiles abrazos.

Más, quizás la añorada calma,
a mi atormentada alma llegue
para ocupar el espacio de mi nada.

Insensato de mi, ¿por qué piensas eso?
No tienes música que describan sus ojos,
ni letras que pinten sus besos,
ni galas en tus mejores despojos,
ni sinceridad en tus mejores aprecios.

Nada tengo y nada en mi alma soy,
tan solo la brisa de su pelo,
el recuerdo de un mar en celo
y una clase de conciencia
que jamás me aturdió.

Burdo, ignorante, parásito, imberbe
mi noble persona es,
que osa sin dudar adormecerse
cuando es necesario despertar con nitidez.

Tan solo mi sentido común, 
afirma que solo soy un cobarde
con ínfulas de versificador
que canta, en balde
a la vital agonía del amor.

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