jueves, 13 de julio de 2017

2º Premio en la categoría Poesía - Salida del corazón

En  esos  días de verano,
la luz de mis ojos resplandecía,
al mirarte,
al estar a tu lado.

Mi ilusión,
se hizo más grande,
mi corazón,
cambió su rumbo,
mis mariposas,
cambiaron de rumbo.

Contigo,
el mundo era distinto,
mis principios,
podían ser mis principios,
contigo,
crecía mi fe.

Aprendí a contar besos infinitos
y descubrí que un abrazo,
puede llegar a durar un siglo.

Me hiciste saber,
lo que son capaces
de hacer unas manos,
tocando el Tango de Gardel al piano.

Contigo,
vislumbré los indicios
de lo que puede llegar a ser el amor.

Después,
con la presencia de tu ausencia,
anduve por senderos de esperanza,
quise andar entre estrellas,
mojé mis pies en el lodo,
me rodeé de sonrisas,
fui también feliz.

Mas,
detrás de todo ,
te echo de menos.

Y a veces,
a veces…

Me gustaría ser
la brisa helada de Madrid,
que te acaricia por las mañanas,
las bocas de metro ,
que abren tu camino.

Ser el manillar de tu bicicleta,
para que me sujetaras
en tus recorridos.

Los ordenadores que arreglas,
cuando se bloquean
por tener tantos archivos.

Ser los bemoles,
tus sostenidos,
para que me conviertas
en armonía de Chopin.

Ahora,
sé que es tarde,
el tiempo ha pasado.

La vela a San Antonio
se congela
y me arde en las entrañas,
porque entre plegaria y plegaria,
la realidad se hace puño
y golpea….
No estás  aquí.

Yo andaré para ser yo,
tu caminarás para ser tú,
Dios estará ahí,
como lo está cuando te recuerdo,
como lo estuvo en los momentos,
en que a tu a lado fui,
profundamente feliz.

                                                                           María Gámez Sánchez

No hay comentarios:

Publicar un comentario